jueves, 18 de agosto de 2011

Brujas

Es muy difícil empezar a redactar un trozo de papel virtual como es el Tintero sin saber por donde empezar, y es fácil caer en el temor de terminar escribiendo un informe más que cualquier otra cosa. Pero como siempre, el escritor promete su mejor esfuerzo y dejar de excusarse, porque no es el cariz de este blog el de las quejas y las dentelladas a la moral.

Este escrito es casi una deuda, sin embargo, que el escritor contrajo hace bastante con varias entidades, cuya identidad permanecerá en el anonimato para preservarlas de la horda virtual, asimismo porque hay muchas ahí afura que el escritor desconoce. En esta ocasión, querido lector, vamos a hablar de las Brujas.

Primero que nada deberías cuestionarnos respecto a la esencia misma de la Bruja. Bruja es una palabra tan poderosa (y ciertas palabras guardan poder por el simple hecho de lo que representan) que el escritor ha de escribirla siempre en mayúscula, y al ser pronunciada debe estar atento de estar refiriéndose a alguna en particular; de otra manera, la invocación quedaría inconclusa, y contraería más deudas que ni le interesan a él ni a usted, querido lector.

Vamos a hablar claro y sencillo. Si nos ponemos biblia-virtual en mano, sabremos que con bruja nos referiremos a (abro comillas): "Brujería es el conjunto de creencias, conocimientos prácticos y actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de causar daño.1

La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra. En el Occidente cristiano, la brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina "caza de brujas"). Algunas teorías2 relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.

Si bien éste es el concepto más frecuente del término "bruja", desde el siglo XX el término ha sido reivindicado por sectas ocultistas y religiones neopaganas, como la Wicca, para designar a todas aquellas personas que practican cierto tipo de magia, sea esta maléfica (magia negra) o benéfica (magia blanca), o bien a los adeptos de una determinada religión.

Un uso más extenso del término se emplea para designar, en determinadas sociedades, a los magos o chamanes."

Sin embargo, si simplemente nos quedáramos, usted y yo, lector, con las impresiones que los libros nos transmiten, nos transformaríamos en un atlas o una enciclopedia más; deseo que, creo, querido lector, jamás desearemos complementar del todo; no solo por lo aburrido sino por la peligrosidad de perder el elemento humano.

Ahora, después de saber los conceptos formales respecto a las Brujas, podemos enunciar nuestra propia teoría de la brujería, o brujería elemental y más que nada, refiriéndonos a las brujas innatas. Es la creencia de quien les escribe que se trata de Brujas solamente a las personas del sexo femenino que pueden o no frecuentar ciertos ámbitos de nuestras regiones místicas humanas, esto no las excluye. Lo que caracteriza a la Bruja en sí, la esencia misma de la Bruja está encerrada en el hecho de ser mujeres, y en lo que ello representa.

No me quiero extender con más ejemplos aburridos de bibliografía ajena a este blog. Hay miles de ejemplos que podría citar en los que la antropogénesis ha citado a las mujeres como mayor centro de atracción de aquellas cosas que escapan a las normas de nuestra razón o moral, y no por eso era reprobadas; solo tenían su lugar y su momento, como casi todo en el kosmos. La Bruja, en síntesis, es Bruja por lo que hace, pero jamás podría serlo sin ser mujer.

Aclarado éste, quizá el punto más emblemático de estos personajes, pasemos a explicar qué es precisamente lo que la bruja hace. Decíamos más arriba que la bruja puede o no ser consciente de lo que es o lo que hace, pero lo hace. Los hombres también tenemos afinidad por aquellas artes de transfigurarlo todo, pero no es tan frecuente como en vosotras, mujeres; y creo que no podría explicar de mejor manera ésto que haciendo referencia a la transfiguración porque sí.

La Bruja, en su génesis, transfigura, entendiendo por transfigurar el hecho de reordenar y reinterpretar a su antojo todo el complicadísimo bagaje de símbolos en el que estamos inmersos. Esto no transforma a las Brujas en oráculos, exclusivamente; las hay que tienen grandes dotes, o son afines, a ellos; sin embargo, la Bruja clásica por lo general tendrá que atenerse a lo que su naturaleza le traiga. Muchas mujeres viven inmersas en la desgracia que ellas mismas provocan, así como muchos hombres; muchas de ellas tienen visiones espantosas o gloriosas que no pueden (o no quieren) interpretar correctamente. Algunas otras viven tan sumidas en su propia pasión que hacen de la Brujería su camino (sabiéndolo o no), transfigurándolo todo a su paso, desde los más finos hasta los más grotescos obstáculos. No obstante, algo remanece en la Bruja; el sentido intuitivo que les permite avanzar por ese laberinto que es nuestro kosmos.

Seamos un poco más precisos para no marear al lector, haciendo un rápido croquis de lo que es el kosmos y cómo una Bruja se maneja en él. Digamos que el Kosmos es un laberinto hecho de paredes que se mueven todo el tiempo. Así como todo el tiempo se mueven, también los seres humanos que están en él pueden moverlas, pero casi todos permanecemos en la duda o en el abrazo de la ignorancia. Sin embargo, una Bruja tipo (esto es, toda mujer en potencia) puede alterar una pared de un empujón e ir donde ella quiera. Puede hacerlo queriendo (empujando adrede en una dirección) o sin querer (estirándose hacia el lugar que quiere y empujando la pared, o golpeándola sin rabia y empujándola). Un detalle más sombrío: el laberinto está sumido en sombras, por lo que pocas veces sabemos a donde queremos ir; de ahí la intuición que las Brujas tienen, y que definitivamente les sirve para llegar ahí.

Hecha la ilustración burda, poco me queda por agregar, pero lo haré de todos modos porque la escritura es lo que me divierte y me agrada. Las Brujas basan gran parte de su poder, o mejor dicho, de su voluntad, en la intuición, lo cual es una espada de doble filo a la hora de tener que considerar las sombras en que está sumido el laberinto. Verán, simbólicamente las sombras representan el terror o el miedo que rodea a todo ser humano en todo momento de su vida. Miedo a ser descubierto, a ser reprimido, a estar solo; miedo al fin. Si una intuición queda demasiado expuesta al miedo, todo lo que el miedo trae con él poblará la intuición de la Bruja, empujándola a empujar paredes a voluntad (o no) con el simple motivo de aplastar a otro debajo de ella. Esta, la Bruja malvada que es ilustrada casi siempre en cualquier círculo literario, es solamente una de entre millones de posibilidades que existen ahí afuera. Recuerden que existen tantos tipos de Bruja como mujeres han existido.

Gran parte de la actividad de una Bruja que sabe lo que es y actúa en consecuencia se basa en el simbolismo. Puede ser religioso, puede ser ideológico o puede ser simple estética; el hecho es que al hombre (en el sentido del género) le encantan los simbolismos. Un ritual, un colgante, una fecha, un cántico, un sueño, una "casualidad". Todo está conectado porque las paredes del laberinto están conectadas entre sí, y no hay simbolismo que no afecte a otro. Si una Bruja decide decodificar su accionar empujando paredes utilizando símbolos Incaicos es libre de hacerlo y es mejor si se siente cómoda con ello. El motivo de la codificación por símbolos es muy sencillo: ninguna persona puede digerir todo lo que es el kosmos en crudo, en bruto. Nadie puede contemplar la fotografía completa durante demasiado tiempo; la mente humana todavía no está preparada para ello. Por eso se disfraza la pared como un pentáculo, como Walpurgis, como recetas de cocina.

Como adivinarán, las Brujas cuentan con un largo historial de acciones a lo largo de la historia de la humanidad, pero no vale la pena mencionarlas ahora. Solamente agregaré, mi querido lector, que si quiere usted identificar una Bruja solamente vasta con empezar a vislumbrar mujeres que vayan más allá del común de la masa. Las Brujas, por lo general, tienen un rasgo muy característico: nunca pasan desapercibidas para quien quiere que las noten. Si usted, querido lector, conoce alguna de estas mujeres para bien o para mal, aquellas que forman parte de su vida por haberla alterado, sacudido sus estructuras o simplemente haberlos asustado, entonces tenga usted por seguro que se trata de una Bruja. Y recuerde que una Bruja pude accionar tanto para su bien como para su mal, como se dice por ahí.

Ahora, antes de despedirme de usted y de pedirle que se aleje de la nicotina, deberé darle mis agradecimientos a mis Brujas personales; no se preocupen, no tengo porqué mencionarlas: ellas saben quienes son, lo que han hecho y lo que hacen para llegar a ser mis Brujas. Solamente diré aquí, en este texto, que han sido las mejores mujeres que han pasado por mi vida, pues todas han sido grandes Maestras y gran parte de ellas, musas inspiradoras o, al menos críticas destructivas de este, el arte que necesita palos en la rueda constantemente.

Un detalle rápido: no todos pasamos nuestra vida en penumbras, en ese laberinto de paredes que se mueven entre sí. Algunos (y entre ellos, algunas Brujas) pueden construír cabos de vela en la oscuridad. Y pueden elegirse a ellos mismos, a los otros, o a ninguno con quien compartir un poco de visión.

Ahora sí, querido lector, siéntase libre de retirarse cuando guste.

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